CONOCE LA FORMA CORRECTA DE CURAR UN PIERCING

Curar un piercing correctamente es esencial para evitar complicaciones y asegurar una cicatrización saludable. Ya sea un piercing reciente o uno que llevas desde hace años, seguir una rutina adecuada de limpieza y cuidado es clave para prevenir infecciones y mantener la zona perforada en buen estado.

Cómo curar un piercing

El proceso de curación de un piercing varía según la ubicación y el tipo de perforación, pero hay pasos generales que todos deberían seguir. Primero, es importante lavarse bien las manos antes de tocar el piercing para evitar la transferencia de bacterias. Luego, debes limpiar la zona dos veces al día con una solución salina estéril o un limpiador específico recomendado por tu perforador. Evita usar alcohol o peróxido de hidrógeno, ya que estos productos pueden irritar la piel y retrasar la cicatrización.

Además, es crucial evitar girar o mover la joya mientras el piercing se está curando, ya que esto puede causar microdesgarros en el tejido y prolongar el proceso de curación.

Cómo curar un piercing infectado

Si sospechas que tu piercing está infectado, es fundamental actuar rápidamente. Los signos de infección incluyen enrojecimiento, hinchazón, calor en la zona, secreción amarillenta o verdosa, y dolor intenso. Para curar un piercing infectado, limpia la zona con una solución salina y aplica una compresa caliente para reducir la inflamación. No retires la joya, ya que esto puede cerrar la herida y atrapar la infección dentro. Si los síntomas persisten o empeoran, consulta a un profesional de la salud.

Cómo desinfectar un piercing

Desinfectar un piercing regularmente es la mejor manera de evitar infecciones. Utiliza una solución salina estéril para limpiar suavemente la zona dos veces al día. Evita tocar el piercing con manos sucias y asegúrate de no sumergirlo en agua de piscinas o baños públicos durante la fase de curación.

¿Por qué se infecta un piercing después de años?

Es posible que un piercing se infecte incluso después de años de haber sido perforado. Esto puede ocurrir por varios motivos, como un traumatismo en la zona, la introducción de bacterias al cambiar la joya o un sistema inmunológico debilitado. Mantener una buena higiene y desinfectar la zona regularmente es clave para evitar este problema.

Seguir una rutina de limpieza y desinfección es esencial para curar y mantener un piercing saludable. Con los cuidados correctos, puedes disfrutar de tu piercing sin complicaciones a largo plazo.